domingo, 11 de octubre de 2009

Una mirada acerca del método del trabajo social en el dilema epistemológico de las ciencias modernas.


¿Debemos replantearnos como Trabajadores Sociales la labor de nuestra profesión en el siglo XXI?

¿Existe sólo un método del trabajo social, que nos llevará hacia una correcta ejecución de nuestros objetivos?


Con la llegada de la modernidad, las sociedades se vieron alteradas profundamente, debido al cambio de mentalidad en donde sociedades regidas por un paradigma teológico o divino pasaron a ser dominadas por el uso de la razón y la ciencia.

Es a partir de esta transformación, como se fueron buscando nuevas formas de conocimiento, en donde efectivamente se encontraron diversas maneras de conocer la realidad, y a modo de sustentar dichas teorías de las ciencias sociales, emergió la Epistemología. Entendemos a ésta esencialmente como el estudio crítico de los principios, las hipótesis y los resultados de las diversas ciencias sociales, siendo así los pilares que hacen posible su propia sustentación.


El agotamiento de los paradigmas explicativos de las ciencias sociales y la incertidumbre que provoca vivir en un mundo moderno y globalizado; debido a que es en éste nuevo paradigma donde existe un mayor dominio sobre la realidad y por lo tanto mayor tendencia a dudar debido a la gran gama de teorías existentes; provocan la necesidad de replantearse el papel que como Trabajadores Sociales debemos cumplir en la sociedad, asumiendo una actitud crítica que nos haga situarnos en la reflexión y análisis sobre la metodología de nuestra profesión.

Declarar así preocupación por el método de intervención en nuestra profesión es considerar las implicaciones epistemológicas que se le plantean al Trabajo Social, para así darle sentido a la acción profesional; por lo tanto el Trabajo Social debe plantearse la pregunta epistemológica de cómo conocer planteamientos verdaderos a partir de todas las dudas que se puedan tener, porque sólo con un buen sustento epistemológico, se puede llegar a conocer la realidad social.


En primer lugar, para entender qué es el método, nos remontaremos hacia sus raíces griegas; en donde meta significa hacia y odos significa camino. Por lo tanto el método es una “camino hacia”.

Diferentes autores plantean el concepto de método, a continuación me referiré al concepto propuesto por Ander Egg:


El camino a seguir mediante una serie de operaciones, reglas y procedimientos fijados de antemano de manera voluntaria y reflexiva, para alcanzar un determinado fin que puede ser material o conceptual.” [1]


Es decir, el método puede servir para alcanzar una estrategia conceptual, en donde aplica una serie de procedimientos lógicos con el fin de adquirir nuevos conocimientos sobre fenómenos observados y también puede servir para alcanzar una estrategia material o de acción, la cual consiste en aplicar una serie de procedimientos operativos que se interpretan en acciones y actividades humanas orientadas a la transformación de una determinada situación social.

Nuestra profesión, ha ocupado ambas estrategias para enriquecerse, ya que el método debe procurar poner su teoría en acción y esto sólo puede ocurrir empleando de manera correcta ambos recursos, así un método se trasforma en un instrumento que proporciona las herramientas necesarias para conseguir un objetivo o fin deseado.


“El método es un recurso analítico y operativo con que cuenta el Trabajo Social para enfrentar de manera racional los problemas propios de su ejercicio profesional. Dicho de otra manera, es un conjunto de razonamientos analíticos que respaldan acciones específicas y a través del cual se le asigna un fundamento racional a los distintos cursos de acción, constituyéndose en el sustento de la práctica profesional” [2]


Este método está vinculado a un dominio en específico, colaborando con medios para acceder al conocimiento de la realidad y así fijar maneras de actuar sobre ella.

Debemos tener presente que el método es una guía para empezar un camino, pero de ningún motivo es un camino cierto para llegar a un objetivo. Esto se debe principalmente a que existen muchas variedades de métodos producto de la incertidumbre que nuestro mundo moderno nos entrega. A través de la historia del Trabajo Social, nos hemos encontrado con diversos tipos de métodos; el de caso, comunitario y el de grupo. Todos estos han sido útiles en el sentido de que la ejecución de dichos métodos se han adaptado a las condiciones históricas a las cuales han pertenecido.


Dentro del método que ocuparemos, se distinguen diversas fases o momentos que hacen posible la realización de nuestros objetivos. En primer lugar distinguimos el estudio de la situación en donde se hacen análisis acerca de lo observado. El segundo momento señala el diagnóstico Social encargado de la descripción, clasificación, categorización y análisis de lo expuesto, en donde se construyen hipótesis o supuestos sobre la situación que se abordará. En tercer lugar se encuentra la Planificación de la Acción, cumpliendo principalmente el rol de diseñar planes de intervención, en donde se requieren repuestas profesionales. En cuarto lugar tenemos la ejecución o implementación que se encarga de seleccionar y priorizar planes que contribuyan a la puesta en marcha de la acción de acuerdo a fines específicos. En quinto lugar se encuentra la Evaluación y control en donde se realiza una valoración crítica de lo realizado, su objetivo es reflexionar y constatar los progresos y dificultades obtenidos para la realización de los objetivos últimos. Y en sexto lugar tenemos la Sistematización, encargada de reflexionar, analizar e interpretar sobre la buena ejecución de nuestro método.

Conociendo así las diversas partes que conforman el método, como Trabajadores Sociales debemos asumir a éste mismo como un proceso, y desde aquí replantearnos efectivamente el rol que cumplimos en nuestra sociedad, siendo necesario construir las bases para avanzar en la construcción de propuestas metodológicas, que enriquezcan al Trabajo Social de visiones integradoras que permitan estimular el desarrollo social y el crecimiento interno de los sujetos; ya sea individuos, grupos, comunidades u organizaciones. Para así en este siglo, superar las restricciones impuestas por teorías que no se encuentran dentro de la acción profesional y que sólo opacan nuestra intervención en la sociedad.

Muchas veces, la forma en que se llevan a cabo dichos métodos no son lo suficientemente correctos, por lo tanto el desafío principal que tenemos es reconfigurar los métodos del Trabajo Social, fortaleciendo el trabajo desde una perspectiva integracionista global que permita trascender los espacios microsociales de supervivencia, gesticulando su conexión con otros actores y escenarios para que así juntos enfrenten situaciones amenazantes para la sociedad.

Debemos tener claro que no existe un método que nos muestre el verdadero camino a seguir, son muchas las formas en que podemos conocer la realidad. Pero siendo así, debemos encontrar el método que nos lleve hacia una correcta intervención dependiendo del lugar en que nos situemos, y del momento histórico al cual pertenezcamos. A sí mismo, criticar a dichos métodos que más que ser contribuciones para la sociedad sólo son estancamientos y que no llevan hacia un camino en donde se pueda lograr la liberación del hombre de los males que lo afectan y no lo dejan ser libre.


“Dada la enorme multiplicidad de opciones (individuos y colectivos varios, ámbitos diversos, diferentes valoraciones éticas y conocimientos posibles), el Trabajo Social ha de ampliar sus horizontes epistemológicos y metodológicos, tradicionalmente nutridos de sí mismos. Ante esta situación de ensimismamiento no cabe otra estrategia que la apertura. Ello supone acudir a otras disciplinas y dejarse preñar por ellas. Este movimiento urgente debe realizarse preservando las propias señas de identidad profesional y el fango metal que representaría acabar sabiendo “nada de todo”, tan nocivo como la especialización a ultranza por la que se pretende saberlo “todo de nada”. Así, sólo así, el Trabajo Social podrá integrarse en el conjunto de las ciencias sociales aplicadas” [3]


Las tendencias contemporáneas de la acción social están basadas en la valoración de la subjetividad y el establecimiento de conexiones que permiten acercar los diversos mundos de la vida y de la realidad social. Por lo tanto debemos abrirnos a un sinfín de posibilidades, siempre eligiendo dentro de la inmersidad de caminos el que creamos correcto, donde podamos llevar a cabo el objeto que como Trabajadores sociales estamos encargados de transformar a partir de la relación con los sujetos, para así formar en ellos una correcta intervención y la conciencia verdadera que tanto necesita nuestra sociedad actual.


Quiero dejar en claro que mis objetivos en el presente artículo fueron relacionar los planteamientos epistemológicos con la importancia de entender el método en el Trabajo Social, para así analizar críticamente acerca de la mirada que como Trabajadores Sociales debemos adoptar en nuestro siglo. Como también reconocer la importancia de esclarecer un buen y adecuado método que nos lleve a conocer la realidad de una manera práctica y transformativa.


Bibliografía


[1] Ander Egg en Pedagogía Social y educación Social, Construcción científica e intervención práctica, Editorial Narcea, Madrid, 2004, pág. 188


[2] Vélez Olga, Reconfigurando el Trabajo Social, perspectivas y tendencias contemporáneas, Editorial Espacio, Buenos Aires, pág. 61


[3] Zamanillo Teresa-Gaitán Lourdes, Para comprender el Trabajo Social, Editorial Verbo Divino, Navarra, 2005, pág. 92